miércoles, 17 de junio de 2015

La Vega Central y Mall Plaza Egaña: como representan la cultura chilena



Hace una semana, La Organización de Cooperación y Desarrollo Económico publicó una lista de los países desarrollados con la mayor desigualdad entre los ricos y los pobres. Chile era el número uno. De hecho, no sólo fue nombrado el país más desigual del mundo, ganó por un margen grande. En una escala de 0 a 1, 0 significa que no hay desigualdad y 1 significa que la población está totalmente dividida. Chile recibió un 0.5. El segundo país en la lista era Turquía que recibió un 0.41. Mientras que Chile es considerado un país desarrollado de la comunidad internacional, los niveles de desarrollo no son iguales entre las distintas comunidades chilenas. Típicamente, se puede ver la brecha de pobreza entre comunidades urbanas y comunidades rurales. Santiago es muy parecido a cualquier capital del mundo desarrollado mientras que hay muchas comunidades rurales a las que todavía faltan desarrollo en tecnología y riqueza de la ciudad. Dicho esto, la pobreza permanece en Santiago también y, por eso, se puede ver la brecha de las clases como una parte institucionalizada de la cultura.

Flaites y cuicos

La desigualdad se manifiesta en las palabras flaite y cuico. Cuando hay muchísima desigualdad adentro de un país, las clases tienen una tendencia a desarrollar su propia cultura. Hablan distinto, pasan tiempo en lugares diferentes y viven vidas separadas. Ningunas de las palabras flaite ni cuico tienen connotaciones buenas porque, para las personas más ricas, un flaite es un molestia sin clase ni modales y, para las personas más pobres, un cuico es un egoísta sin compasión por otras personas. Nunca he encontrado una persona que diga yo soy flaite ni yo soy cuica. En mi experiencia, siempre son nombres para los otros.


Para contrastar las diferencias culturales, fui a dos lugares que podrían ser considerados centros de cultura: La Vega Central y el Mall Plaza Egaña. Escogí investigar estos dos lugares porque ambos son partes de la vida normal para casi todos los chilenos, sin diferencia de clase. Sin embargo, se puede ver dos culturas muy distintas entre los dos centros comerciales. En muchos sentidos, representan la brecha de las clases en Chile.


La Vega Central es un lugar famoso históricamente adonde se puede encontrar una variedad de frutas, verduras, carne, regalos y muchas cosas que son hechas en Chile. Vendedores chilenos vienen del campo para vender productos frescos y, típicamente, baratos. La tradición del mercado central empezó durante la época colonial y ha mantenido su fama e importancia para las personas de Santiago durante siglos. El mall, obviamente, no tiene la misma historia. Es uno de los resultados de un mundo recién globalizado y, hoy día, el mall está casi tan integrado a la sociedad chilena como La Vega.

Influencia mapuche e influencia internacional

            La población indígena mapuche es parte integral de la brecha entre clases. Aunque la discriminación en contra de los mapuches no es parte del sistema legal, está integrada en la sociedad. Todavía en Chile, en gran parte, las personas más pobres son de descendencia mapuche mientras que las más ricas tienen ancestros españoles.


La Vega fue establecida en la época colonial donde la influencia mapuche fue muy fuerte. Antes que fuera nombrada La Vega Central en 1895, el área se llamaba La Vega del Mapocho, una referencia al rio Mapocho. Hoy día, las personas venden muchas de las mismas cosas que los mapuches vendían en el siglo 18- frutas y verduras indígenas y productos artesanales. En el Mall Plaza Egaña, por otro lado, no se puede ver ninguno rastro de la cultura indígena. En lugar de eso, la mayoría de las tiendas son internacionales, especialmente estadounidense. En La Vega, se puede comprar sopapillas con pebre o alfajores artesanales. En el Mall, se puede comer McDonalds, Dunkin Donuts, Jonny Rockets y una variedad de comida estadounidense. Además, muchas de las tiendas de ropa son familiar para mí. Se puede encontrar las tiendas Forever 21, Zara y Polo como copias exactamente de los malls en los EE.UU.



Los idiomas de los centros de comercio

            Podría decir que ambos lugares son bilingües. En La Vega, a veces, se puede oír una persona hablando mapuche o, al menos, hablando con influencia del idioma indígena. El sonido sh es un parte integral del idioma y, por eso, algunas personas con orígenes mapuches tienen una tendencia a reemplazar el sonido ch con sh. Esa es unos de los elementos más fuerte del estereotipo flaite. De hecho, en las clases altas, hay una tendencia a evitar este sonido para no hablar como una persona de la clase baja. En el mall, personas venden “sutchi” y “superotcho.” Esta costumbre es especialmente rara cuando los vendedores del mall hablan inglés porque el sonido sh es una parte muy normal del idioma inglés. Si los idiomas de la vega fueran español y mapuche, los idiomas del mall serían español e inglés. Muchos de los comercios tienen frases en inglés. Esto tiene sentido en las tiendas estadounidenses que tienen nombres ingleses como Forever 21, pero hay algunos casos en que el inglés está usado por empresas chilenas. Por ejemplo, en el mall, hay pianos que se puede tocar como parte de una incitativa chilena a traer arte y música a espacios públicos. Pintado en los pianos, hay una línea que dice, “Play me, I’m yours.”



            Unos de los momentos más raros para mí fue cuando estaba en el Totus que está en el primer piso del mall y vi un anuncio que decía “Cherokee, an American Standard” con una bandera de los Estados Unidos. En este caso, la palabra “America” solamente es una referencia a los EE.UU. Aunque el anuncio es para una línea de ropa, irónicamente, Cherokee es una comunidad indígena norteamericana.


Vendiendo estándares de belleza

            Es obvio que la mayoría de la clase alta, junto con los vendedores del Mall, están tratando de diferenciarse de la cultura mapuche, aunque no se puede decir que la gente a la vega está promoviendo la cultura indígena en todos los aspectos. Ambos centros de comercio venden la idea que las chicas blancas son las chicas bonitas. En el mall, se puede ver miles de anuncios con fotos de mujeres blancas y rubias. En algunos casos, había fotos de mujeres con pelo marrón o piel más oscura, pero ningunas de las fotos tienen mujeres que sean indudablemente hispánicas. 



          A primera vista, creía que este era porque las empresas estadounidenses estaban usando las mismas fotos que usan en los EE.UU. Aunque esto puede ser, también había anuncios que fueron hechos específicamente para el Mall Plaza Egaña que tenían solamente mujeres blancas y flacas. La Vega no es distinta. A pesar de que La Vega no tiene anuncios, la mayoría de los productos de belleza y juguetes para los niños tienen fotos de personas blancas. Muy cerca de la Vega, hay tiendas que venden vestidos para ocasiones formales. Todos los maniquís tienen piel clara.



Los anuncios no representan a las personas que compran los productos. Los comercios no están tratando a relacionarse con las personas, sino responder a los estándares de belleza y estos tienen implicancias clasistas. Esto resulta un círculo vicioso. El racismo en contra de las personas con piel oscura es anticuado pero  todavía se persigue la idea de belleza que favorece los ancestros españoles. Las empresas entienden eso y usan modelos blancos estratégicamente. Aunque una niña chilena no aprende que las personas blancas son mejores que las personas indígenas en colegio, ella aprende que las personas blancas son más lindas que las personas indígenas en el mall y tiendas de la Vega.



El factor de unificación

El otro aspecto en común que tiene los dos centros de comercio es el orgullo nacional que se manifiesta en el fútbol. Fui a ambos lugares el día de la Copa Americana y el entusiasmo por el deporte era fuerte en los dos casos. En La Vega, personas vendían banderas, poleras y decoraciones para apoyar al equipo de Chile. En el Mall, casi todas las tiendas tenían una pelota de fútbol o un miembro del equipo chileno en los anuncios. 



El más famoso es Alexis Sánchez, la estrella del equipo chileno. Se puede ver la cara de Alexis no solamente en las tiendas de deporte sino que las que venden instrumentos, autos y también el supermercado. En la tienda que vende chocolate, había una pelota de fútbol entero hecho de chocolate. A veces, el fútbol también se divide entre los ricos y los pobres. Por ejemplo, el equipo La Católica es conocido como el equipo cuico. Sin embargo, con respeto a la Copa Americana, todos se unifican para apoyar a Chile.


Conclusión

No se puede decir que La Vega es para las personas flaites y el mall es para los cuicos porque los dos lugares son compartidos por todas las personas de Santiago. Añadir, ninguno es mejor que el otro. Como podemos ver, los dos ofrecen cosas y medio ambiente muy distintos que podrían ser representativos de los dos lados de la cultura chilena.           





lunes, 11 de mayo de 2015

Blog #2

Allende en su laberinto

La semana pasado, fui al cine para ver la película Allende en su laberinto con mis hermanos chilenos y Maria. Yo he aprendido mucho sobre la presidencia de Allende en mi clase de Memoria Historia y, en la clase pasada, aprendí sobre los eventos en el día del golpe de estado. La película era sobre lo que hizo Allende durante el 11 de Septiembre. Es basado en un libro se llama El General en su Labirinto de Gabriel García Márquez.

Durante la película, sentí que estaba mirando una película de ficción. En los Estados Unidos, tenemos muchas películas sobre el fin del mundo en que hay explosiones en el White House. Allende en su laberinto era parecida a estas películas radicales. Había tanques en las calles y bombas en la moneda. A diferencia de las películas estadounidenses, sin embargo, las personas bombardeando la moneda no eran extranjeros de espacio ni enemigos de otros países sino chilenos. Siempre lloro en películas históricas pero no pude durante esta porque no podía creer que era un evento en la historia de Chile.

Al final de la película, había un momento de silencio y luego todos los jóvenes empezaron a recoger sus cosas y salir la cine diciendo cosas como, “¡Que buena esta película!” y “Que cuática!” La gente más vieja, sin embargo, no se movió. Tuve un momento para ver las caras de la gente más vieja y me di cuenta que la película era su realidad. Para ellos, no era un evento en la historia de Chile- era un evento en sus vidas. Empecé a llorar saliendo el cine.


Marcha estudiantil

Sí pudiera traer algo de Chile a los Estados Unidos, no sería pastel de choclo ni empanadas (aunque me encanta los dos) sino las marchas nacionales. Fui a la marcha estudiantil con mi hermano chileno para ver los eventos y aprender más sobre la funcionalidad de la sociedad de Chile. A primera, estaba muy nerviosa porque mi participación era ilegal. Creía que era ilegal porque las marchas estaban violentas y peligrosas. Aunque había algunas personas con piedra e intenciones violentes, la marcha fue una experiencia muy positiva y pacífica. Sentí que Santiago era en una ciudad unida por la educación de los estudiantes.

Empecé a pensar más en la marcha estudiantil cuando escuché sobre lo que estaba pasando en Baltimore, Maryland. Cuando la policía rompió la espalada de un negro inocente, había motines violentes en la ciudad en contra del racismo y la violencia de la policía. Creo que los motines violentes ocurren cuando la gente sienta que el gobierno no está escuchándose y no tenga otras opciones. Los motines son tan radicales porque la participación pública en la vida política en el forma de marchas nacionales casi no existe en los Estados Unidos. Hay marchas pero son muchos más pequeños y no son típicos.

Creo que las marchas pueden ser una herramienta para unificar el país. La marcha estudiantil no era tan específica a un partido político. Todos se juntaban para criticar el sistema educativo. También fue una oportunidad para involucrar los jóvenes que no podían votar. Mientras que este en Chile, seguiré a participar en las marchas y espero que, cuando vaya a D.C., puedo traer esta mentalidad chilena conmigo.


Estrés y la salud mental

Antes que mi viaje a Chile, muchas personas me dijeron que esta experiencia cambiaría mi vida. No tenía duda que un país nuevo con personas nuevas tenía el poder para cambiar mi vida pero no sabía cómo me cambiaría. Ahora, después de casi tres meses, no me siento diferente. No puedo sentir ningún cambio pero, cuando pienso en mi mentalidad antes que Chile y después de tres meses, me dio cuenta que mi vida y la manera en que yo pienso han cambiado.

Washington D.C. es muy conocido como una ciudad que no duerme. Todos los estudiantes hacen muchas cosas cada minuto de cada día. Hay una idea que, si no estás estresado, no estás haciendo nada con tu vida. El estrés es igual al éxito. En Chile, tuve que aprender cómo hacer nada. A veces, me junto con amigos y no hago nada- solo conversamos y pasamos tiempo junto. Además, mi familia chilena entiende que el estrés es una cosa mala, no una indicación de trabajo duro. Se puede tener éxito en tus clases, mantener amigos buenos y también estar feliz. Creo que, mentalmente, estoy mucho más sana.

Aunque me encanta George Washington y Washington D.C., había días allí en que no quería despertarme porque estaba tan estresada y cansada. En Chile, por otro lado, tal vez no quiero despertarme porque estoy floja pero nunca me despierto con tristeza. Cuando vuelvo a los Estados Unidos, no quiero cambiar de nuevo y volver a una vida estresada. Voy a tomar tiempo para hacer nada y disfrutar la vida y las cosas que estoy aprendiendo.  


¿Qué significa para ser estadounidense en otro país?

                Este fin de semana, me di cuenta que, en Chile, no soy Becky sino una representación de mi estado, mi universidad y mi país. Entendí que existían estereotipos muy negativos sobre los Estado Unidos, pero creía que las personas educativas no creían en estereotipos. Nunca había imaginado que tuviera que defender mi país a un grupo de estudiantes de la católica.

                Fui con CAUC a San Pedro de Atacama con muchos otros estudiantes. Algunos eran de Chile, Estados Unidos, Alemania, Bélgica y Holanda. A primero, estuve muy animada para estar con un grupo tan diverso. Creía que era una oportunidad para aprender y comparar culturas distintas. De hecho, este era el caso con algunas personas. Mis amigos nuevos chilenos y holandeses quería saber más sobre la vida estadounidense y yo igual aprendí mucho sobre Chile y Holanda. Dos chicas, sin embargo, (una de Alemania y una de Bélgica) tuvieron opiniones súper fuertes y muy negativas sobre los EE.UU., y no querían aprender la verdad. Me dijeron cosas como “no entiendo cómo funciona tu sociedad con tanto racismo,” y “cuando pienso en los EE.UU., pienso en la obesidad.”

                Mi amiga chilena se dio cuenta de que ellas eran un poco crueles, y me dijo que nadie elige su país pero todos tienen que ser orgulloso de su país. Creo que el amor para su país es un parte importante para mejorar su país. Con las dos chicas horribles, nunca pretendí que los EE.UU. era perfecto ni el mejor país del mundo. En lugar de esto, respondí a sus estereotipos con información educativa. No se puede generalizar los EE.UU. porque todos los estados y todas las personas son distintos. Voy a hacer un esfuerzo consiente para no juzgar otras culturas, especialmente la cultura chilena. Me gustaría tener una mente abierto para que nunca ser como estas dos chicas horribles.


Englitch y Spanitch

Fui a Chile para aprender español. Ahora, no hablo español sino chileno. Digo cosas como “weon” y “cachai” sin pensar en lo que estoy diciendo. Tal vez, cuando estoy cansada, no pronuncio las palabras muy bien. Digo, por ejemplo, “Estado Unido” o “Vamo al mercao.” Estoy repitiendo lo que oigo sin pensando en las consecuencias. Un día, estaba hablando con una mujer en una tienda sobre Chile o, como ella dice “Tchile.” Pensé que este era la pronunciación correcta de la palabra y empecé a hablar así. Lo que no me di cuenta era que estaba haciendo una declaración social con mi pronunciación de palabras.

           En mi clase de español, aprendí sobre las distinciones entre las pronunciaciones de la gente “cuica” y la gente “flaite.” Cuando su idioma es parte de su clase, sea casi imposible a escapar clasismo y discriminación. Yo sé que el sonido “sh” es considerado un sonido de la clase baja y, por eso, cuando voy a San Joaquín, siempre hay personas que venden “sutchi” y “super otcho.” Entiendo que es una estrategia para vender comida a las estudiantes que son, por mayor parte, muy ricos, pero igual me caen mal. De hecho, tal vez, me enoja.

          El otro día, estaba carreteando con amigos chilenos y ellos estaban practicando su inglés. Un hombre dijo, “I speak englitch.” Yo sentí que tuve que corregir a él. Le dije, “Repitame- shhhh.” Él y todos sus amigos estaban muy incomodos. Mi amigo no era clasista ni una persona mala, pero igual le dio vergüenza para hacer este sonido.

Aunque es bueno para repetir español de otras personas para aprender, hago un esfuerzo para que usar el sonido “ch” en lugar de “tch” porque no quiero perpetuar estereotipos ni clasismo. 

miércoles, 1 de abril de 2015

Eficiencia


Antes que el viaje a Chile, yo sabía que iba a extrañar algunas cosas: mi familia, mis amigos y mis gatos. También creía que iba a extrañar a comida y lugares que solamente podía acceder en Los Estados Unidos. Tenía razón- extraño mi familia y cosas como donuts pero no me molesta mucho. Lo que extraño más que algo es eficiencia.

Siempre creía que yo era una persona muy paciente. Nunca estoy enojada cuando tengo que esperar en una fila al supermercado o un restaurante. En Chile, sin embargo, tengo que esperar para cosas diferentes y necesito acostumbrarme a sistemas menos rápidos.

Por ejemplo, en los EE.UU. cuando quiero imprimir algo, voy a la biblioteca y puedo imprimir en casi dos minutos. En Chile, siempre voy a la sala crisol para imprimir, pero el proceso siempre es diferente. Tal vez las computadoras funcionan y tal vez no funcionan. El único tiempo que lloré un Chile fue cuando traté a imprimir y el proceso tomó dos horas. No podía entender lo que el hombre detrás del escritorio estaba diciendo. Le molestaba muchísimo porque no entendía y, por eso, él no quería ayudarme.



No soy la única persona que quiere sistemas más eficientes y razonables. Le molesta los chilenos también. Hay profesores que habían pedido por tecnología mejor para las clases y nunca la recibieron. Cada día en Los Estados Unidos, no estoy pensando en eficiencia. Nunca se piensa en eficiencia hasta no la tiene nada más. 

Corrupción en Chile




En mis clases acá en Chile, siempre estoy pensando en el desarrollo político de Chile. Las clases incluyen Memoria Historia de Chile, Cultura y lengua de Chile, Corrupción Política en América Latina, y Teoría y Práctica de Democracia.

En las clases de relaciones internacionales a mi universidad en los EE.UU., siempre aprendía que Chile era el país más estable de América Latina y, por eso, tenía mucha menos corrupción. Mi primer día en la clase de Memoria Historia, mi profesor nos dijo que este no es la verdad. Estabilidad económica no es una indicación de niveles bajos de corrupción. De hecho, tal vez corrupción produje desarrollo económico. Hay algunos profesores que piensan que corrupción es necesario para tener un sistema eficiente. La ironía es que eficiencia es necesaria para la eficacia de democracia, pero la corrupción es un impedimento de democracia.

En Chile, la gente está dividida en temas sobre corrupción y desarrollo económico. Hablé con personas que siente que Pinochet era un líder eficacia porque mejoró la economía de Chile. De otra manera, hablé con personas que siente que la corrupción que existió durante la administración de Pinochet (y la corrupción que ya existe) es horrible y antidemocrática.
Entiendo que la corrupción es un área gris, pero creo que, en el caso de Pinochet, es más blanco y negro porque la corrupción de la administración de Pinochet incluyó violaciones de derechos humanos.


En mi opinión, no se puede justificar las violaciones de derechos humanos con razones económicos. No se puede poner un precio en la vida de un humano. 

Comida

Tengo una adicción a comida. Mis días siempre son planeados alrededor lo que estoy comiendo y cuando estoy comiendo. Le gente Chilena dice que no hay una comida específica de Chile. La comida es simple y no es muy diferente de Los Estados Unidos. Tiene razón: típicamente, en mi casa chilena, comemos carne y papas sin muchos sabores. Dicho esto, creo que hay comida típica del EE.UU. que no solamente existe en Chile- es mejor en Chile.

1. Hot dogs- Completos
Completos son los hot dogs de mis sueños. Tienen pan más rico, tomate, palta y mayonesa. Se puede comprar un completo muy barato los fines de semana en las calles de Bella Vista.

2. Bread- Pan
Se puede comparar pan en una cartera de plástica en el supermercado, pero las familias chilenas prefieren pan del mercado sin conservantes. Es muy rica y muy fresca.

3. Caramel- Manjar
El caramel de Chile se llama manjar. Caramel en los EE.UU. es hecho con azúcar mientras que manjar es hecho con leche condensada. Creo que la leche condensada es más rica y tiene una consistencia mucha mejora. Me encanta comer majar con el pan blanco o, cuando quiero algo un poco más saludable, con un plátano.

4. Juice- Jugo

En mi casa en los EE.UU, solamente hay jugo de manzana o naranja, y siempre viene en una caja. Solamente tomamos jugo para desayuno. Acá en Chile, hay jugo de frutilla, durazno, y limón menta en todos los restaurantes, todo el día.  

Familia chilena




Antes de venir a Chile, estaba muy nerviosa para vivir con una familia nueva. Cuando salí de la casa de mi familia en Chattanooga, Tennessee, tenía 17 años. Quería ser independiente y funcionar con el horario que yo pudiera elegir. Mi universidad está muy lejos de mi familia y, aunque quiero a mi familia, no extraño mi vida con restricciones. Mi familia chilena, sin embargo, es muy diferente que mi familia estadounidense. Aquí, me siento como niña en una manera completamente diferente.
En mi casa estadounidense, yo soy la única persona que lava la ropa, hace la cama, y limpia el cuarto. Cuando quiero algo para comer, típicamente, tengo que cocinarla. Los fines de semana cuando estaba en colegio, tenía que estar en casa antes de las once de la noche. Ahora, cuando estoy con mis padres durante las vacaciones, tengo que estar en casa antes de dos de la mañana. Mis padres me aman, pero no son muy cariñosos. Entienden que no necesito apoyo como una niña. En mi casa chilena, es el opuesto.
Nunca tengo que hacer nada para limpiar o ayudar con la casa. Me gustaría ayudar pero la nana prefiere que yo no toque nada. Mi madre chilena es la persona más cariñosa del mundo. Siempre está pensado en mí y preguntando por lo que pasa con mi vida. En las noches, ella está feliz cuando voy a los carretes porque significa que tengo amigos aquí en Chile. No puedo decir cual prefiero. Me gusta la independencia pero también me gusta el cariño de mi madre chilena.

El próximo semestre, voy a ser una asesora para los residentes en un dormitorio en GW. Quiero combinar las cualidades de mis padres estadounidenses y mi madre chilena para ser una asesora mejor. Obviamente, los estudiantes serán independiente porque están viviendo solos en la universidad, pero quiero ser alguien cariñoso a quien recurrir, no solo alguien a quien se le puede pedir información. Mientras que mis estudiantes van a hacer sus propias camas y lavar sus propios platos, siempre voy a pensar en ellos.

lunes, 30 de marzo de 2015

Choque Cultural


Antes que el viaje a Chile, hablábamos muchísimo sobre el choque cultural. Varios profesores, administrativos e estudiantes del semestre pasado trataban a prepararnos para casi una semana de soledad y tristeza sin explanación. Siempre nos decían que el choque cultural tiene tres épocas. Primero, la luna de miel, cuando Chile siente como una vacación temporal. Segunda, el choque cultural, cuando te sientes mal y te extrañas tu propio país. Finalmente, la época en que te adaptas a Chile y no quieres salir. Creo que esta teoría es una buena hipótesis pero, en realidad, el choque cultural es diferente para cada persona.
Para mí, es como una montaña rusa. Cada día tiene puntas altas y bajas y no hay un medio. No hay cosas “normales” porque, con el barrio de la lengua, es un desafío para ir al supermercado. Dicho esto, los desafíos no siempre son puntas bajas y el choque cultural no siempre es negativo. Por ejemplo, cuando entré el baño del mall, había once mujeres que estaban cepillando sus dientes. Esta fue una sorpresa pero una sorpresa graciosa y también muy práctica.
Un día, después de clase, una amiga italiana me dijo, “¡No quiero pasar tiempo con nadie pero me siento sola!” Entiendo este sentido perfectamente. Especialmente en el primer mes, la idea de empezando una conversación con alguien nueva era agotadora.  Ahora, sin embargo, yo entiendo que tengo la capacidad para remover el sentido de choque cultural. Aunque tal vez tiene mucha esfuerza, puedo tratar cosas nuevas y hablar con personas nuevas para parar los mal sentimientos.

Este lunes, decidió a probar una clase de baile al gimnasio. Creía que la clase era como zumba en Los Estados Unidos y no se necesitaba saber algo antes que la clase. Esta clase de baile fue un choque cultural. Toda la gente eran profesionales que han aprendido los bailes antes. En lugar de dejando, decidió a quedarme y tratar a bailar con todos. La clase fue dificilísimo y yo parecía una idiota pero me fui feliz porque aprendí algo y no renuncié. Creo que, si pueda aplicar este mentalidad a toda mi vida en Chile, nunca voy a sentir el choque cultural nada más.